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La civilización es la solución y el desarrollo armónico de las dificultades de un pueblo.
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El principio de todo error y vicio es la soberbia, y su término la soledad.
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La educación es la que conforma al hombre y nadie le puede ganar ni en fuerza ni en agilidad ni en viveza.
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La verdad y la justicia no son sino rara vez la estrella que dirige los pasos de nuestros hombres públicos en estas tierras de la América Española.
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Su puntualidad es signo de respeto con el otro y compromiso con lo pactado.
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El hombre es la síntesis suprema de la creación; en él como en un tálamo nupcial se han dado un abrazo de amor el ángel de los cielos y la materia de este mundo, arreglada como en vistoso ramillete.
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La verdad es una hada hermosísima con alas de ángel, con reflejos de sol. Todos la nombran, pero muy pocos la conocen; todos fingen reverenciarla, pero poquísimos la aman de veras.
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El orden es el distintivo de las obras de Dios.
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No es necesario ser soldado para defender a la Patria, ni sacerdote para ser apóstol de Dios, cada uno de acuerdo a sus condiciones puede hacerlo desde su propia trinchera o desde su altar.
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Existe un ser, bello como la naturaleza, sublime como la omnipotencia misma de Dios, y que resulta del hermoso cuadro de la creación. ¿Cuál es? El corazón humano.
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Para devolverle a la legislación y por consiguiente a la jurisprudencia el carácter científico que les corresponde, necesario es fundarlas en los verdaderos e inmutables principios de justicia.
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La Biblia es la palabra de Dios, el universo su obra.
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Las razas más bellas han sido siempre las más ilustradas.
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Para el civismo no hay mejor atmósfera que la paz.
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La principal facultad del hombre es la inteligencia y la inteligencia se dirige por la verdad.
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La adversidad que es la lucha del alma, se conoce la robustez del genio, la magnanimidad del héroe y la valentía del atleta.
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La ciencia es el orden, la poesía la armonía; ambas reunidas conducen este mundo a su destino, la una abriéndole la senda, la otra cubriéndola de flores.
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La música es como la célebre estatua egipcia de Memnon; ella, con sus sones, anuncia al mundo la salida del sol a la civilización de un pueblo.
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La raíz, la semilla de todas las virtudes es el amor a Dios; todas las demás no son sino medios para alcanzarlo o formas de su actividad.
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Pretender que la ciencia y la filosofía sean contrarias a la poesía, es pretender que Dios haya creado el universo sin belleza y al hombre sin mujer.
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El huérfano es un extranjero sobre la tierra, porque la raíz que ata el hombre al suelo es la familia; sin ella no hay patria.