Insertos en una sociedad en la que la persona se ha convertido en un objeto o en una cosa a quien incluso se vende, olvidando por completo todo lo que significa su dignidad humana, el Liceo se compromete a formar a sus estudiantes en valores humanos y religiosos, con los cuales se erigirán como personas de bien, como buenos ciudadanos y como excelentes hijos de Dios.